Desarrollar un motor de juego personalizado puede parecer una excelente manera de tener control total sobre el producto final, pero el coste es a menudo prohibitivo. No solo se trata de la inversión inicial, sino del coste continuo de mantenimiento y actualización. A medida que avanzan las tecnologías, los desarrolladores deben dedicar tiempo y recursos valiosos a mantener el motor al día con las nuevas tendencias y exigencias técnicas, lo que puede desviar la atención de la creación del propio juego.

Por otro lado, motores como Unity y Unreal ya han pasado por años de desarrollo, pruebas y actualizaciones, con equipos dedicados exclusivamente a mejorar el motor. Esto significa que los desarrolladores pueden enfocarse directamente en la creación de sus juegos sin preocuparse por problemas técnicos complejos que ya han sido resueltos por estas plataformas.